Y es que esas voces no se hacen maravillosas por la entonación, por estar acertadas a la hora de cantar, por no fallar al unísono, etc. Simplemente es por el sentimiento de lo que dicen: críticas que en la actuación toman fuerza al ver gargantas tensas, puños cerrados y lágrimas que se sirven de los focos para revelarse entre el maquillaje.
Aún, con un nudo en la garganta, los escalofríos recorren mi cuerpo. Más latentes aún al recordar la letra del segundo pasodoble. Un mensaje que nos afecta a los de mi "quinta" directamente: la emigración y la incertidumbre de un futuro en el que no sabemos si habrá trabajo. Y además de trabajo, honradez en la política.
También es grande el dolor que se siente cuando se hace referencia a esos africanos que se juegan la vida cruzando el estrecho en busca de algo mejor. Y ya no voy a decir nada más. Sólo que recomiendo que la escuchéis y veáis si de verdad sentís lo mismo que he sentido yo, que en busca de risa encontré lágrimas.
A continuación una estrofa que me ha gustado:
"Se nos marchan nuestros hijos
mientras se queda el gobierno,
se nos marcha la cultura...
llorando al extranjero.
¿Dónde están nuestros cojones?"
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